domingo, 1 de febrero de 2015

La pregunta del millón

Ayer hablando con  mi marido, me sentí genial. El ve que hago, vive conmigo, sabe que es lo que hago y dejo de hacer. Hablábamos de mi enorme sobrepeso, y yo le decía que llegué a un punto en el que no entiendo que pasa en mi cuerpo. Llegamos ahí, porque en un estudio hermoso que me hicieron hace unos años descubrieron que mi intestino no es rugoso, como el de cualquier mortal, sino que tengo el intestino estirado, lo que hace que la comida pase más rápido por él. Si uno piensa un poco, esa rareza intestinal debería hacer que pese mucho, muchísimo menos que ahora. No. No sucede. Él piensa que hay algo en lo que los médicos no se fijan, porque de verdad no como mucho, como ordenado, camino, en fin, todo lo que vienen leyendo hasta ahora. Puede ser que no viva a dieta extrema, pero tampoco vivo de bidurria todo el tiempo, ni soy de esas personas que comen todo el tiempo. Tengo horarios y los respeto. Trato de que casi la mayoría de lo que entre en este cuerpo sea sano. No tomo alcohol, no como snacks. Y la pregunta es entonces, qué mierda pasa?
Pensábamos en opciones, porque él también subió algunos kilos en nuestros años de vivir juntos. Creo que la respuesta pueden ser las pocas horas de sueño que tenemos. Dormimos muy poco, unas 5 horas por día. Eso altera la química corporal, y nos deja en modo ahorro mucho tiempo. Son muchos años de una vida de locos, sin dormir más que eso. Tenemos que cambiar hábitos. El domingo fue muy lindo, a pesar de haber dormido unas 4 horas. Paseamos, volvimos, descansamos, amo a este hombre.Él es perfecto para mí, no tengo dudas!

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