viernes, 21 de noviembre de 2014

Cuando la vida es otra cosa, en dos minutos

Hoy visitamos a la esposa del amigo que se fue. No puede ser más difícil y no puede ser más injusto. Porqué? Al borde de cambiar de vida, de empezar otra cosa juntos en otro lugar, y le borran el futuro de un soplido. No puede ser más injusto. Es inexplicable lo que siento yo, como espectadora, no quiero ni siquiera imaginarme ese dolor. Después de 24 años juntos, él se fue, y ella se quedó sola. Con un millón de personas alrrededor, pero sola. Dios mío! La miraba y se me llenaba de nudos la garganta. Es imposible no sufrir ante estas situaciones. Es imposible no pensar en que es injusto, en que hay un millón de hijos de puta por la vida, que viven 100 años, y que la gente joven que se va, y que no llegó ni siquiera a pensar en que iba a morirse.
Por eso, voy a seguir diciendo todos los días de mi vida, cuanto amo a los que amo. Por eso voy a perdonar las boludeces, porque no quiero que mi alma se ponga negra y llena de resentimiento. Por eso voy a dedicarme a ser feliz. Por tanta gente que no puede, porque de repente uno queda acá y el otro pasa a otro plano, voy a disfrutar de cada día. Soy feliz, y tengo que agradecer siempre por eso.

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