jueves, 3 de julio de 2014

El mundo interpreta el no del gordo solo como excusas

Ayer hablaba con una amiga, que me insistía para que vaya a un gimnasio al que va una prima de ella. Averigué y todo. Barato, divino, con las clases que me gustan. Se preguntarán cual es el problema entonces. El problema es que queda en una zona peligrosa, fea, que de verdad no me gusta. El problema es que la clase que quiero termina a las 9 de la noche. Mala ecuación. Cuando se lo cuento, me dice simplemente: EXCUSAS. Me indigné. No me serviría ir al gimnasio para que después, por dos pesos, me peguen un tiro y dejen viudo a mi marido. No tengo ganas. Ayer hice otro tipo de gym, y hoy vuelvo a caminar. Es gracioso, porque cuando el gordo finalmente logra mover el culo enorme que tiene de una silla, de la cama, y hace algo, el mundo entero se siente con derecho a exigir más y más. No dejan que el gordo se acostumbre al movimiento, así, sin ningún tipo de verguenza, y como si pudiesen, exigen. Hacé mas, hacé mas, dale dale dale. Paren un poco!!!! Estoy intentando moverme! No sean tan judíos!!!!! No hay termino medio, ni para el gordo ni para el mundo que demanda. Yo tan mal, no estoy de la bocha. Así que no me rompan las pelotas, tengo un plan y lo voy a seguir!!!!

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