miércoles, 9 de julio de 2014

Keep moving

Vamos una semana y media, casi dos de caminatas. La balanza se caga de risa, pero no importa, aumenta la energía y el bienestar general. Si sigo así, a Luján llego corriendo! Como si fuese tan fácil! Todos los años en octubre, está la peregrinación juvenil a Luján, para ver a la hermosa de la Virgencita que un día se empacó y no quiso moverse de ahí. La primera vez que fui, fue por haber prometido algo. Desde esa vez, decidí que a menos que la salud lo impida, voy a ir toda la vida mientras pueda. Y a pesar de que hace unos años que no estoy haciendo una mierda de ejercicio, y estoy cada día más gorda, todos los primeros fines de semana de octubre voy. Voy porque me llama. Voy porque me llena el alma. Voy porque para mí, peregrinar es lo mismo que puede pasarnos en la vida, en un día a día, con un problema. Millones de personas, y con suerte caminás con uno al lado. Gente que en tu vida viste, y que podes ayudar o te pueden ayudar a vos. Son 65/70 kilómetros para pensar, agradecer, ayudar y ser ayudado. Son 70 km que a veces caminé con mucho dolor, porque además de mi cuerpo llevaba carga de dolor en el corazón, pedidos, por todos y cada uno de los que amo, súplicas de ayuda para mi familia, por mi viejo, que se iba, cada paso a veces pesa más no por el esfuerzo, sino por lo que uno lleva en el corazón. Solo puedo agradecer, porque una vez me llamó y porque sé que siempre está ahí, pendiente de cada uno de nosotros. Y a pesar de que muchísimas veces las cosas no se resuelven como uno espera, porque a pesar de haber peregrinado casi todas las veces porque mi viejo se cure él ya no está por acá, se que tengo que agradecer. En cada desgracia hay un pedacito de bondad, de piedad, de aprendizaje y de amor. Y entender eso ya es una gran cosa. Como verán, tengo una mañana mística. Estamos en Julio y se acerca la fecha. Espero poder hacer todo el camino, hace al menos tres años que tengo que parar porque mi cuerpo no quiere más. Me guardo para el último tramo del camino, el más difícil, porque también me hace bien acompañar a otros que ya están muertos del cansancio, del sueño y del dolor. Espero este año, poder dar cada paso que me acerque hacia ella, que nos mira siempre. Soy feliz, tengo fe, y no todos pueden agradecer eso!

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