miércoles, 1 de octubre de 2014

El hecho de ser invisible

Muchas veces pasa que nos sentimos las mejores y que no interesa como nos veamos por fuera. Es un detalle porque estamos con ese sentimiento avasallante sobre el mundo que no importa que digan y que no digan los demás. Otras, somos mucho más chiquitas que un insecto. La nada misma. Viene cualquier pelotudo y nos dice algo mas o menos feo, y podemos hasta llorar. A veces estamos flotando entre el bienestar y la mierda, y aparece un sentimiento diferente y es el de ser invisible. Acá dicen que la prueba de fuego es pasar por una obra en construcción, y si nadie dice nada, significa que estás en el horno. Hace rato que me siento así, hace rato que siento que soy invisible, que no me miran ni hombres ni mujeres, que puedo ser parte del paisaje y que nadie va a darse cuenta de que estoy ahí. Hace rato que me siento tan fea, que creo que está bien que no me miren, porque, qué tendrían para mirar? Y es ahí donde me doy cuenta cuan cagada está mi cabeza. Cuanto daño me hace estar mal con mi cuerpo, que creo que no merezco ser admirada de ninguna manera. Estoy poco inspirada, pero ese es mi sentimiento general de un tiempo a esta parte. Cambiará algún día?

No hay comentarios.:

Publicar un comentario