sábado, 5 de abril de 2014

La impaciencia de saber que algún día llegará, pero cuando?

Que día inmundo che, toda la semana esperando el sábado, y el sábado nos recibe con su mejor cara de culo y lloviendo.... Insufrible.
Estuve pensando en el tiempo que me separa de la delgadez y la verdad es que casi lloro. Por naturaleza soy ansiosa, curiosa, chusma. Linda nena eh? Pero peor es hacerme la boluda y decir que no lo soy. Soy de esas personas a las que no podés tirarle un enigmático, al mejor estilo Lucho Avilés, porque me carcome la curiosidad. Y ansiosa, ufff, que decir de la ansiedad. Podrían habérmela puesto de segundo nombre y estaría bien: todo, pero todo, tiene que ser ya, ahora, rápido. Problemón para cuestiones relacionadas con el peso corporal y los adipocitos, que según afirman tienen memoria. Hace no menos de 8 años que empecé a ir en subida, pero subida mal con el peso. Por ende, este cuerpo gigante se resiste a adelgazar y dejar ir los kilos, supongo que pensará, para que? llevamos mucho tiempo en este estado de bola del dragón!!!
Y ahí, a pesar de toda la química y procesos fisiológicos que estudie, sabiendo que algún día adelgazaré, la ansiedad me brota, y sale el pensamiento que tengo debajo de la piel, como un tatoo, y me dice, y sí, largá todo a la mierda, quien sabe que es lo que va a pasar mañana conmigo!
Cuento hasta diez, cien, dos millones, respiro y me digo, basta, otra vez basta.
Así como me llevó ocho años terminar la trasnformación en adefesio, tardaré otro tanto en volver a ser una princesa, Rapunzel, Jazmín, cualquiera de esas (rubia no, me parecen más boludas de lo que son todavía).
La meta entonces, de todo este tiempo, va a ser saber esperar,. participando activamente, eligiendo lo que me hace bien aunque no sea lo que más me gusta, entendiendo a este pobre cuerpo confundido, como dice mi amiga, y dándole la chance de actuar.
La meta va a ser canalizar por otro costado, toda esa energía abrumadora de la ansiedad, armando cosas, lo que sea, para que se corra el eje y pueda dejar de pensar en cuanto falta. Algún psicólogo podría llamar a esto conductas evitativas, y tendría razón, pero francamente, me importa un huevo. Hoy las necesito, las corregiré cuando llegue el momento, cuando esté flaquita y quien sabe cual será el mambo que torture mi mente en ese momento. Paso a paso, como dice Mostaza Merlo, quien no tiene mucha autoridad con los sartenazos rojos que se pone en la peluca, pero en esto tiene razón.



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