lunes, 7 de abril de 2014

La voluntad de una babosa

Hay que reconocer que no sabemos si está medido o no, pero a veces siento que tengo la voluntad de una babosa. Ojo, por ahí es voluntariosa, pero hasta el día de la fecha no encontré ningún texto que diga lo contrario. A pesar de tener ese tipo de voluntad, hoy el día cierra con un signo más. Sí, hice las cosas bien!!!! En el trabajo, me miraban con pena comiendo atún con clara de huevo...... No importa. Tenía tanta hambre que fue delicioso! Viene la cena tranqui, y la merienda fue correcta. Estoy contenta.
Las nubes se van corriendo, y empiezo a ver el sol en medio de tanta tormenta eléctrica. Siempre es así, pero a veces se me nubla el cerebro y veo todo gris, gris oscuro, negro y me pongo tan infumable, que no me soporto ni a mí misma!
A veces solo falta tiempo, para que las piezas se acomoden. Elegí bien hoy, y empezaré a hacer como los borrachos, comidita tras comidita, día tras día, y así, sin metas tan largas que me llenen de ansiedad y pájaros volados. Pensar que está cerca si está lejos, no funca, veremos si de a poco me acerco a las dos cifras. Si alguien me hubiese dicho que iba a decir algo así a los 20, probablemente le hubiese dicho de todo menos bonito. Quizá jamás pensé en estar tan mal como cuando nacía mi adolescencia, que creo fue mi peor momento para estar redonda. Hoy hay cosas que sinceramente me importan un carajo, pero en aquel momento ser gorda era como una condena terrible, como un karma que no se limpiaría ni en 20 vidas. Hoy lo soporto, porque se que fui yo la que me trajo hasta acá, y se que soy yo la que me va a sacar de esta bosta. Hoy puedo tener una respuesta rápida e hiriente ante una agresión: cuestiones adaptativas que le dicen. Quizá junto con la buzarda me creció el sarcasmo. Es muy probable. Me acuerdo de momentos tremendos, donde con 15 años me buscaba un hueso en el codo que mis amigas tenían sobresalido, y a mi no se me notaba. Qué momento de mierda, mamma mía. A eso de los 18 pude ver que el hueso lo tenía, así como escápulas y otros tantos que no me conocía. Y ahí es donde viene la pregunta: que carajos te pasó? Desde ese tiempo a esta parte un millón de cosas. La mas fea fue perder a mi viejo, cosa que me destruyó una parte del corazón que nada puede reconstruir. La más linda fue haber conocido la carita hermosa de mi sobrina. Miles de cosas cada día, algunas importantes, otras tremendas pelotudeces, pero quien sabe porqué, me armé una armadura de grasa para protegerme de quien sabe qué. Ahora tengo otras herramientas, y por eso, voy a sacarme la grasa que no me sirve mas que para que la gente piense que estoy embarazada, y para tener que comprarme ropa de unos tamaños enormes y precios carísimos, además de que suelen ser  prendas horribles.
Me saco los kilos porque quiero, con la esperanza de que esta incipiente madurez me haya traído el entendimiento de no volver a ponérmelos más. Como todos, quiero ser feliz, plenamente feliz, y no voy a dejar que este cuerpo rechoncho me la cague. Así que aunque la voluntad que me tocó sea la de una babosa, vamos babosas, conquistemos al mundo!!!!



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