jueves, 11 de septiembre de 2014

El secreto está en la banana

Hoy fue un día fatídico. Y es que casi eran cuatro días donde la cosa venía genial, pero arranqué el desayuno mal, tarde, porque me quedé dormida, desmayada casi una hora, y si mi marido no me llama sigo de largo. Imposible! Estaré tan cansada? No registro? Es muy posible.
Cuestión que con mi capuchino mañanero, tuve que comer una manzana, porque no había bananas. Dios! A la hora estaba con hambre! Y pese que aguanté casi todo el día sin cagarla, cuando llegó la hora de la merienda estaba caput! Me comí tres galletitas de más y después dos microalfajorcitos deliciosos! A la mierda la dieta. No importa, reseteo y sigo. Hoy no caminé, casi por prohibición, mi marido me recordó que estoy en la edad justa para sufrir un acv, con el sobrepeso, el pucho y el stress.. Es verdad que no descanso en la semana, y los fines de semana estoy detonada, y quiero dormir todo el día. Así que postergué todos los planes y me dormí un siestón de dos horas y media. Es increíble, estoy renovada! Me falta descanso y disciplina. Porque si como cualquier mortal pudiese dormir media hora, y seguir el día, sería genial. Pero me acuesto, y no paro. Otra cosa para cambiar!
Es la segunda vez que intento hacer pizza con masa de coliflor, una receta genial, y me vuelve a salir como el culo. La pizza se me niega hasta en su versión vegana. Mañana voy a volver a intentar, y si no me sale, revoléo la receta a la mierda!
Me regalaron en la oficina un super chocolate que sigue intacto. Voy a hacer mi mini rutinita de abdominales, para al menos hacer algo por este cuerpo. Sigo necesitando cambiar hábitos, no hay nada que hacer, ya lo decía la renga, de nada sirve mentirse a uno mismo: la gorda todavía me gana.

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