domingo, 22 de junio de 2014

Domingo, ufff, domingo.....

El domingo pasa muy rápido. Es un día bisagra, donde se termina la libertad de hacer lo que uno quiere, y comienza una ola de obligaciones que a veces puede atravesarse sin grandes sobresaltos y otra es un tsunami lleno de mierda que lo deja a uno tirado a varios kilómetros de la costa, sin saber para donde correr. Todos los domingos, a eso de las 6 de la tarde, la angustia anticipatoria del lunes comienza. Preparar las cosas para que tempranísimo, el lunes no haga estragos en uno y nos demos cuenta de que fuimos a la oficina con una media de cada color, o con el pelo de los ochenta, para todos lados (lo del pelo es casi inevitable porque mi último corte no responde a las leyes de gravedad).
Podría afirmar que los domingos son los días que tienen las noches más odiosas: se acerca lo inevitable, comenzar la semana y ver las mismas caras, resolver los mismos problemas, escuchar los mismos chistes  sobre el manejo de las mujeres (hacia adelante van a 160 km/h, y hacia atrás no saben manejar), y todas esas cosas que me tienen hinchada los huevos que no tengo. Cosas que pasan.
El fin de semana alimenticio, a raíz de el tole tole estomacal de mi marido fue tranquilo. Salvo porque siento que engordé 300 kilos, la balanza no se movió. Anímicamente, tengo ganas de irme a la mierda y dejar todo esto atrás. Que agarremos una mochila y nos vayamos de tanta cosa que está lastimándonos en el cuerpo, lo que significa que la mente ya debe estar al borde de un abismo sin retorno. A pesar de la buena voluntad, y de todas las estrategias budistas que podamos implementar, la vida va dejando marcas y molestias que se vuelven crónicas, los momentos de descanso son cada vez más lejanos, y la gente por la que uno hace estas cosas no toma nota de que es por ellos, y rompe las pelotas. Me enojo y no puedo desenojarme, y ese estado no es recomendable. Cómo hacerlo posible, como irse sin lastimar a nadie, pero desaparecer y que se vayan todos a la bosta? Estamos en un momento de la vida, donde necesitamos decidir para donde vamos a movernos, que queremos hacer de nuestro futuro, querremos tener un hijo algún día? Y todas estas cosas que pasan, se transforman en un yunque que nos ata a un lugar que no queremos, a hacer cosas que no queremos, esfuerzos al pedo porque no son valorados. Nuestro país no acompaña, y cuando deberíamos estar bien, estamos otra vez como Adán y Eva, con una hoja de parra y tapándonos las partes con las manos…….

Mal día el domingo para sacar conclusiones, y menos para tomar decisiones. Aguantemos un poco, y veremos que depara el destino, a veces a pesar de que pongamos todas las fuerzas en algo, es otra cosa la que debe suceder. Veremos. 

No hay comentarios.:

Publicar un comentario