lunes, 23 de junio de 2014

Intento de operación parte mil

Después del horror de las fotos que como corresponde, compartí con la mitad de mi vida, hice el intento número 1560880 de convencerlo para operarme. No hay quorum. No quiere, se niega rotundamente. Sus razones son válidas, me prefiere redonda a muerta. Tiene razón, y lo sé, pero siempre me juego una carta, para ver si accede. Hoy el día de depuración funcionó muy bien, hasta que volví de pilates y tuve que comer otra cosa, un burek riquísimo y natural que cociné anoche, a la usanza croata. (tengo un cocinero croata conocido que le hace honor a la gastronomía de su país y comparte las recetas, la del burek, quedará perpetuada por mí). Así que a fin de cuentas, sigo deseando la operación, que me da un miedo atroz, y sigo teniendo todos los opositores necesarios como para que ni siquiera saque turno con un cirujano. Ojo, hay de los dos casos, los gordos tocados por la varita de Gandalf que se bajaron 40 kilos en seis meses, y otra, que pobrecita, hace dos años se operó y bajó solamente 10 kilos. (en un gordo mórbido 10 kilos son como un maní adentro de una pileta de natación, andá a encontrarlo!).
A diferencia de lo que Ravenna recomienda, hoy colacioné frutas. Y llegué con mucha menos hambre al almuerzo. Ojo, me comí una banana que era casi una canoa, pero de todas formas, es una fruta. Quizá mañana pruebe con una manzana odiosa, y alguna proteína en el almuerzo, además del huevo reglamentario. Veremos que hago, lo que si, harina cero. Eso me hizo muy mal el fin de semana. Así que fuera harinas, de nuevo.
El día estuvo muy bien, ahora me resta preparar la cena y ver que puedo hacer de lindo para mí. A pesar del aura oscura que tiene el lunes, el de hoy estuvo muy bien. Sigo con ganas de escaparme, pero no me quejo de mi presente. (hoy, ayer ya me quejé bastante!).
No puedo desprenderme de ese disco de Into the wild, no puede ser más hermoso. Pobrecita mi compañera, que encima escucha una música de mierda que claramente, en la oficina no suena, soy su jefa, musicalizo el ambiente. De a poco va conociendo algo de toda esa hermosa década que nunca tendrá igual, mis amados 90. Tanta gente deprimida, toda al mismo tiempo. Pelos de colores teñidos a pura creatividad, no como ahora que esos colores se hacen en el salón y los usa hasta una señora paqueta de barrio norte. Ropas que le daban verguenza a mi padre, que veía saqueado su guardarropas de tanto en tanto. Piel lisa, con poros chiquitos y pura potencia. El culo hermoso y en su lugar. Debe ser por eso que amo los 90, era realmente joven. Y además, me cago en mí, estaba flaca!!!!

No hay comentarios.:

Publicar un comentario