miércoles, 4 de junio de 2014

El miedo a desquiciar

Día tranquilo en cuanto a la comida. Mucho trabajo, naturalmente, el comienzo de mes es para cerrar balance de todo lo que pasó el mes anterior, pagar sueldos, etc, etc, etc, mil etc.
Lo del pucho sigue como el culo. Decidí perdonarme todavía, ya me voy a poner en forra con eso también, pero como soy una pobre gorda haciendo dieta, listo, mi permitido que sea el cigarrillo. Estuve hasta recién leyendo el blog de una minita que se hizo una manga gástrica hace mucho, y que está flaca. Y aclaro que está flaca porque eso no necesariamente quiere decir linda. Se operó de todos lados, pero le quedaron como dos cuerpos, uno de la cintura para arriba y otro para abajo. Un culo para tirar a la basura o reciclarlo haciendo carteras. Un culo bravo, sin curva, como una torta con merengue que la llevaste en la cartera. Aplastado. Y cuando pienso en que yo podría hacerme una cirugía de esas, me pongo a pensar en esos problemitas, que me quedaría a mí? Una zapan particular, una bolsa tipo canguro donde guardar el celu y alguna otra pelotudez? Pobre, encima se nota que le pone empeño, pero de verdad, no se, es extraño ver como quedó. Es extraño ver como quedan muchos de los que bajan 50 kilos en tres meses. Y claro, es como si a una piñata llena de cosas de repente le sacaran todo el aire y le dijeran, de ahora en más, sos una bombucha de esas que se usaban en carnaval. Se siguen usando? Dolían como la mierda, sobre todo cuando te las tiraban y no estaban bien llenas de agua. Creo que ya es demodé eso. En fin. No se si alguna vez van a poder leer que quedé mas linda que nunca. Que estoy flaquita y que me queje de una panza blanda tipo flan pero flaquita. No se. Pero la verdad es que en algún lugar de todo este cuerpote, en lo más profundo de mi alma, quiero que suceda. Sucederá alguna vez? Quiero quejarme de que la ropa me queda grande, y de que tuve que comprar todo de nuevo, quiero quejarme de algo así alguna vez. Estoy podrida de esta gorda maligna que vive soñando adelgazar, y lo hace al ritmo de un caracol rengo. Tengo las bolas llenas de mí. Algún día va a cambiar, seguramente, algún día se me caerá la última idea que busco hace mucho para solucionar todo este lío. Que sea pronto, por favor.

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