viernes, 16 de mayo de 2014

Cuidados paliativos

El peligro mayor de dejar el faso es el reemplazarlo con alguna otra cosa. Mi marido me cargaba porque me traía el mate al lado, para escribir. Yo en mi trabajo, vivo con el mate, desde que desayuno hasta que me voy, porque mi postre además de una fruta es el mate. Desde que casi estoy curada de la acidez, tomo y tomo todo el día. Pero es verdad, ahora lo necesito también en casa, porque no tengo al puto cigarro acá al lado cada cinco minutos. Que mecanismos chotos tiene mi cabeza para querer siempre algo, la eterna oralidad? Un psicólogo se hace un festín con tremenda declaración. Qué se yo. Vaya uno a conocer su enroscada mente. Además de todo, hablé con uno de mis hermanos, y me cuenta que un conocido nuestro bajó 140 kilates con una operación de estómago, que no sabía cual era. Y remata diciéndome, pensalo. Por Dios!!!! No me digas así!!! Encima que vivo mirando el facebook de los bariátricos, él me cuenta una historia de éxito de un pibe que fue un tonel toda la vida, siempre, de esos a los que nadie, ninguna mina les da ni cinco de pelota, porque son declaradamente el gordo, terrible.
Le conté algunas cosas que trae consigo la cirugía, y como es tan cagón, o en realidad más que yo, me dijo, olvidate, seguí haciendo dieta. Mi hermano siempre sufrió mucho mi obesidad. Creo que lo desesperaba más que a mí. Fué difícil para él verme engordar tanto, de nuevo. Espero poder en un tiempo, decirle que no me hizo falta hacerme un estómago de calamar para ser flaca. Ojalá ese día llegue, algún día de estos.

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