La verdad es que me cuesta dejar este pucho de mierda. Recién me fui al balcón, y me fume tres pitadas. Así esto no arranca, porque nunca termino de irme y ya estoy volviendo, y lo peor es que a pesar del sueño, me sentí bastante bien sin fumar. Veremos.
La dieta bien, sin ninguna cagada hasta ahora, y estamos por cenar, casi a la usanza de USA, porque ya está lista la comida, y porque irse a dormir con la cena atascada en el cogote no está bueno, amén de que el doc me dijo que me suben los triglicéridos. Todo el mundo está feliz de mi decisión. Hasta mi sobrina me felicitó emocionada. Pero mi marido, no se si no me cree, o que será, no me está dando mucha pelota por la decisión. No me debe tener fe. Es lógico, empecé 5000 dietas, y sigo gorda, intenté dejar el pucho un par de veces, y hasta antes de ayer era una chimenea, y así, con todo, con la vida. Es lógico que no me crea. Es más, en medio de este post, me fuí al balcón a dar un par de pitadas. Pero BASTA. Soy yo la que tiene que cortar esta mierda. Soy yo la que tiene que decidir parar esta pelotudez. Y así como con la dieta, algún día voy a poder hacer las cosas perfectas, sin hacer cagadas, hoy voy a dejar de joder y dejar definitivamente el pucho. Basta de pitadas. Basta de mirar los paquetes, basta de pedir un cigarrillo como los internados del borda, que pobrecitos, te piden un pucho antes de decirte hola. Basta.
Por lo demás, un día tranquilo. Estuve bien, voy a ver como hago mañana.
Tengo que poder. Tengo que poder. Tengo que poder. Voy a poder. Basta de boludeo. El pucho ya no es para mí. Ya estuvimos juntos más de 20 años. Listo el pollo, pelada la gallina.
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