jueves, 8 de mayo de 2014

El asunto

Como para recagarme el entusiasmo de la bajada, vino el asunto! (cosa de viejas, el tabú de llamar las cosas por su nombre). Adelantado, porque mi cuerpo está acomodándose vaya saber uno a que estado. Soy un globo aerostático sufriente, con dolores variados en toda la zona abdominal. Y además, porque no estoy moldeando químicamente mi humanidad femenina, soy una pelela llena de lágrimas que se me apelotonan en los ojos. Síndrome pre menstrual, o menstrual sería. Las mieles de ser mujer. Creo que es una ley de Murphy decirle al universo que todo va a estar tranquilo para que el día se vaya a la bosta y todo se complique. Estuve corriendo como una imbécil todo el día, y recién a las 10 de la noche tuve un poco de paz. Un día de angustia, podría decirse, no por mí, yo estoy bien, pero sí con parte de mi familia, son cosas que de verdad me angustian. Muchas veces me pregunto si alguno de ellos, salvo mi madre que sé que lo hace, se preocupará por mí como yo lo hago por ellos. Es algo que no puedo superar, el trauma de la hermana mayor con fantasías de protectora universal de todos y cada uno de aquellos que sufren, tengan o no la culpa. Supongo que ser la mayor muchas veces te carga con ese karma. No  lo sé, pero la verdad es que me angustio por sus problemas, y vivo intentando verle algún costado al problema que tengan, que ellos no hayan visto, y muchas veces, para no decir todas, ese costado tiene que verlo quien está atravesando el problema, porque a pesar de que uno desde afuera les diga que puerta está abierta, van a desconfiar y van a intentar abrir todas las demás menos esa. Frustrante. Mi abuelo, entre tantas pelotudeces que decía, alguna vez dijo algo coherente: la experiencia es un peine que te llega cuando ya estás pelado. Eso verdaderamente es así, y nadie puede regalarte la sabiduría que adquirió, porque no te serviría. Tan sencillo como eso.
En medio de todo este embrollo sentimental hormonal, se me va a complicar ver que la balanza siga bajando, Puta suerte, pero entiendo que son las circunstancias lo que me puede llevar a no seguir en la bajada, y no un cuarto de galletas que compré en cualquier panadería, de hecho, sigo con la buena conducta, así que eso no debería pasar. Creo que mis días están necesitando al menos cinco horas más, para que pueda hacer todo lo que quiero. Ya llegará el fin de semana, intentaré organizar este caos. Sí siento que hay mucha gente que va quedando semana tras semana al costado de la ruta, sin que llegue a verlos. Y ahí me detengo y pienso, yo quiero verlos, y siempre hago magia para poder hacerlo, pero, ellos quieren verme a mí? Posiblemente no, porque sino harían las mismas corridas que yo para poder verme. Ahí se termina la culpa, y cierro el tema diciendo, que se vayan a la bosta si gustan, no voy a hacerme problema.
Es fácil vivir pidiendo pero no dar, yo vivo dando, y dando, y dando, y encima de todo, me siento culpable cuando el mundo no está contento con lo que doy. Basta! De todas formas, no es un buen día para sacar conclusiones. Es que el SPM me opaca las neuronas, y gracias a Dios, mañana será otro día, y por suerte, es viernes!!!!

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