martes, 6 de mayo de 2014

Me cago en la leche

Una expresión habitual en mi boca de princesa. Un día candente, sería la definición. Además de que laboralmente, no salió una bien, no puedo controlar mi hambre canina. Que carajos me pasa? Veremos que sucede mañana, pero voy a tener que optar por pasar hambre, de esa que hace que la panza empiece a crujir, porque como vengo ahora no bajo un kilo mas a menos de que venga el mago lalo y me haga un pase mágico. Me cansa el conflicto al pedo. Me cansa dormir la siesta. Por supuesto que a pesar de haber prometido agarrar la puta bici fija, ahí sigue, muerta de risa. Ayer hablaba con mi psicóloga, y le contaba que estoy haciendo este blog. Me felicitó, sobre todo por volver de algún modo a mi pasado literario. Era buena escribiendo, me gustaba hacer poesías, y escribía textos cortos. Por supuesto que no estoy comparando esos textos con estos, claramente pasó un tsunami debajo del río de mi mente, porque rara vez puedo escribir tres líneas sin poner una puteada. No importa, me gusta lo que escribo a pesar de que no podría aprobarse para aparecer en una antología de relatos publicada por una editorial pedorra con nombre de árbol. Me gusta mi sinceridad, a pesar que no pueda terminar de ser plena porque todavía después de un montón de palabras no descubro porque carajos sigo siendo gorda. Ojo, no creo que en cuanto diga, eureka, he aquí el origen de todos los males, va a venir Dios a sacarme un tapón y vaciarme de todo lo que tengo de más, para volverme una libélula flaquita y feliz. Pero sé positivamente que conociendo la base, es mucho más fácil llegar a desentrañar todo este lío. La punta del iceberg, que le dicen.
Preguntas y más preguntas, sin respuestas. Para qué me sirve estar gorda? Qué gano con esto? Me gusta sufrir? Seré una hija judía y no lo se? Me va a dar culpa ser flaca cuando mi vieja y mi hermana siguen estando gordas? Muchas veces lo pensé por ese lado. Muchas. Probablemente haya algo de eso en todo este kilombo mental. Enflaquecerme sería como traicionar a ellas dos, que siguen mal, mi vieja mucho mejor ahora, mi hermana, en franco desastre. Y porqué si pude ir en contra de la tradición familiar en tantas cosas, no puedo hacerlo con esto también? Es demasiada culpa para soportar? Puede venir por ahí la cosa, creo. Cuando me estaba por recibir fue algo parecido. Fui la primer licenciada de la familia. Y fue feliz, y sufriente a la vez, porque mi viejo no me podía ver en esta tierra, porque ya no estaba. Pero soy licenciada, y estoy orgullosa por eso. Voy a ver como logro buscarle la vuelta, para ser delgada de una vez por todas. Sin culpa, por mí, por mi marido, por mis hijos que no tendrían a donde alojarse, porque una madre gorda es un peligro para el bebé y para la madre misma. Voy a dejar de ser gorda, para brillar por completo. Seguiré siendo malhablada, cabrona, mecha corta, ansiosa, y todo lo bueno que soy, que es mucho más difícil de enumerar, porque sería soberbia. Voy a dejar de ser la gorda de todos lados, para ser aun más feliz. Y si tengo culpa, la sacaré a patadas, y con un gran, me cago en la leche, voy a desterrarla de mi vida para siempre.

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