sábado, 3 de mayo de 2014

Home sweet home

Después de 400 kms, en casa. Muuuuy cansada, la lluvia no quiso aflojar un minuto en gran parte del viaje. Aprovechamos para que mi amiga aprenda tips básicos de manejo, lo que le va a venir bien para cuando se largue a manejar y saque el registro. Hermoso fin de semana! Cuando estábamos llegando creo que le empezó a agarrar la desesperación por ver a su hija, y pensaba que le iba a hacer pucheros, por tanto abandono. Pero como la niña en cuestión es genial, fue todo hermoso, nos recibió con su sonrisa más linda, y todo fue perfecto. En casa también me esperaban. Soy inmensamente rica, por tener un hombre tan genial al lado mío. De verdad se que no todas las personas tienen la suerte que tenemos nosotras, para que sin problemas podamos irnos, aunque no sea más que un par de días a charlar y pasar el tiempo juntas. Se que mucha gente ni siquiera puede ir a tomarse el te, con sus amigos, porque representaría un escándalo. Se que tengo una suerte inmensa de tener un real compañero que me ama y me extraña y espera que vuelva. Se que es así.
Veremos mañana que es lo que me dice la balanza: posiblemente no le haya gustado mucho el desarreglo. Pero estoy de vuelta, feliz y renovada, con muy buen ánimo y muchas pilas para seguir adelante. Como Dorita, sé que voy por el camino de las rosas amarillas y el mago de Oz va a aparecer en algún momento con mi tan ansiada delgadez. Algo salió en claro de las eternas charlas, y es que tengo que dejarme de joder con la gordura, desterrarla, de cuerpo, alma y discurso. Sé que tiene razón mi amiga, cuando me dice que no paro de hablar de mis kilos, de lo que me sobra, que en realidad es lo que me falta. Se que tengo que hacerlo por mi salud mental. Y como todo esto que vine implementando va sirviendo, voy a seguir en este camino. Voy a aprovechar mi gimnasio en casa, que hasta hoy se recaga de risa por tan mala inversión. Voy a revertir lo que me hace mal, para que la vida sea mejor para mí. Es lindo saber, que en este camino que emprendo, hay gente que me ama, y que quiere lo mejor para mí. Que no importa quien sea, que haga o como lo haga va a estar. Me siento rica y plena, feliz de verdad. Gracias Dios, por mi vida. Gracias.

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