sábado, 17 de mayo de 2014

Promesa cara a cara

Hoy fuimos a ver a mi Virgencita. Mucha gente que  no entiende la fe, se ríe. Mucha gente que no sabe que se siente, sigue de largo y hace otra cosa. Yo desde lo más profundo de mi ser, siento que me cuida, siento que está conmigo, y que jamás va a dejarme sola. Hoy le dí las gracias, infinitamente, por tanta ayuda, y le pedí más ayuda para alejarme del pucho. Antes de entrar a verla, me fumé el último, y hasta ahora, cero. Los milagros existen y me va a dar la fuerza que me falta para terminar con esta adicción de mierda.
Con la comida, desordenado. Irse de casa implicaba un poco eso, pero como siempre digo, decido vivir, a pesar de estar a dieta, a los ponchazos. Cada vez que digo eso, me acuerdo del tipo que me contó mi psicóloga, que vendió la lancha para no tentarse. Qué pelotudo! Imposible para mí. Por ahí mi alma es demasiado gorda, no se, pero creo que hay momentos donde puedo hacer mejor las cosas, y otros donde hay licencias. Este fue un poco así. Tuve la siesta más hermosa, permitida los fines de semana, y ahora, veremos si cocino, si arrancamos a cenar a algún lado, o que. Me siento bien, espero seguir así.

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